
El negocio iba imparable, pronto teníamos más de 200 establecimientos por toda españa. Justo salía del concesionario de comprarme mi segundo Porsche cuando pensé "hey, ni recuerdo cuándo fue el último día que ensayamos". Nos dimos cuenta que el dinero estaba haciendo mella en nuestra vena creativa. Ya no queríamos ensayar ni sacar discos, se vivía muy bien siendo un nuevo rico como para estar dando interminables giras a lo largo de Híspalis. Total que al final, decidimos desvincularnos del proyecto, vendimos todas nuestras acciones y donamos todo el capital que habíamos acumulado a la Fundación Cañita Brava. Para poder efectuar esa separación totalmente, tuvimos que quitar el Blu del nombre del grupo.
Y así es que hoy en día, somos de nuevo pobres, escuchamos blues en nuestros sillones, y seguimos sacando discos; pero en algunos sitios, como en la calle Fuencarral, aún queda la prueba de lo que conseguimos fuera de la música.
1 comentario:
¡JA,JA,JA! Bueno, aunque pobres, la música mola más que las lavanderías. ;)
Besos!
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